Este blog tiene una doble función: por un lado, me gustaría que me sirviese a mi de aprendizaje. Por otro, trato de compartir algunos conocimientos relacionados con los perros para quien le pueda interesar.

No pretende ser una guía canina ni es rigurosamente científico, se trata de simplificar conceptos y transmitirlos de una forma amena para quien no esté familiarizado con este mundillo.

sábado, 27 de abril de 2013

El porqué de las cosas

En los últimos días, he visto varias veces un anuncio de esos que venden ADSL ilimitado + llamadas, etc. que me ha llamado la atención. Os pongo el enlace por si no lo habéis visto aún:

http://www.youtube.com/watch?v=ffXKv2yQ660

Se trata de una niña que le va preguntando cosas raras a su padre y, para resolver todas estas dudas, el padre va buscando en Internet las respuestas sobre la marcha. Hasta ahí bien, está gracioso, pero a mi (y  supongo que sólo a mi...) me chirría que la respuesta a la segunda pregunta de la niña -"¿Y por qué ese perro tiene la lengua azul?"- sea "Porque tiene la saliva azul".

No es cierto, así que aprovecho este blog para explicarlo.

Que yo sepa, tres razas asiáticas tienen esta característica tan peculiar: el Chow Chow, el Eurasier (aunque no todos) y el Shar-pei. De estas tres, el Chow-Chow es la originaria, ya que el Eurasier se creó cruzando Chow-Chow con Spitz y el Shar-pei, que también es una raza milenaria, se cree que tiene sus orígenes en el Chow-Chow y el Mastín Tibetano.


Así que el Chow-Chow, el perro del anuncio, es el portador original de la lengua azul. Es una característica extremadamente rara en su especie, y da la casualidad de que en épocas prehistóricas, existieron en Oriente dos tipos de osos con ése mismo rasgo: el oso de Manchuria y el del Tíbet. Partiendo de esta base, en el Mioceno (estamos hablando de hace entre 28 y 12 millones de años) existió un animal llamado Simicyon, que fue el (increíble) cruce de un Cynoelesmus (antecesor de la especie canina) y de un Daphoneus (antecesor de los osos), y se cree -aunque sobre esto hay aún muchas dudas- que este animal sería el "tatarabuelo" del Chow-Chow, que ha mantenido a lo largo de los siglos la característica lengua azulada.

Es decir, que existe la posibilidad de que, efectivamente, el Chow-Chow (un perro que parece un oso) tenga algo de oso de verdad en sus genes y de ahí que tenga la lengua azulada, violeta o morada. No es que segregue saliva azul ni que se esté ahogando, ni nada parecido. Es que, en resumidas cuentas, este perro es algo raro.

Puestos a que el padre de la niña no la respondiera con este rollo prehistórico-genético-biológico en el anuncio, al menos yo le recomendaría haber buscado en Internet la leyenda china que explica este fenómeno:

"Hace mucho, mucho tiempo, un monje vivía en la cima de una montaña, rodeado de animales, a los que trataba con mucho amor y respeto. Un día, el monje enfermó, y los animales se organizaron para cuidarle. Los perros encontraron carbón en el bosque de un incendio anterior, y lo llevaron hasta el monje en la boca para preparar el fuego, mientras los monos eran los encargados de hacer la comida. Así pasaron los días, hasta que el monje mejoró. Y, de tanto llevar carbón y madera quemada entre sus fauces, a los perros se les quedó la lengua morada para siempre." 

Yo creo que, a la niña del anuncio, este cuento le habría convencido mucho más como respuesta a su curiosidad.



sábado, 20 de abril de 2013

Pippin


Para quienes no la recordéis, esta es Pippin.
http://www.youtube.com/watch?v=Dyb6R2_bR3A

Para TVE, esta perra fue el símbolo de años de esplendor, a finales de los 80, cuando su falta de competidores permitía a su directora Pilar Miró aconsejar a los telespectadores que hiciesen un consumo responsable de la Televisión.

Para su agencia de publicidad -Contrapunto- Pippin significó ganar dos Grand Prix en Cannes por esta campaña llamada "Aprende a usar la televisión". Era la primera vez que la publicidad española conseguía un reconocimiento tan relevante.

Para millones de españoles, el anuncio de Pippin era un recordatorio de que había vida después de la televisión, cosas divertidas que se pueden hacer sin tener que estar siempre pegados a la caja tonta.

Para mi, Pippin fue el primer perro que quise y la primera foto que colgué en la pared de mi habitación.

Esta perra era fantástica, sabía hacer de todo. Además, era un chucho de verdad, no una de esas razas que pueden parecer un chucho pero no lo son. Era, por tanto, irrepetible. No podías tener una "Pippin" igual que podías pedir un "Lassie" o un "Beethoven", porque otros perros idénticos a Pippin no existían.

Pippin era inglesa -en España aún no había agencias dedicadas a animales actores de garantía- y cobraba 100 mil pesetas diarias, el mismo sueldo que podría cobrar cualquier modelo o actriz publicitaria de la época. En Inglaterra ya era famosa porque había hecho otros anuncios e incluso rodó una serie de televisión en la que ella era la protagonista.

Hace más de veinte años años de esto y, aún así, me acuerdo mucho de Pippin. Será que la echo en falta, sobre todo al encender la TV y ver cómo a la Pantoja le da un vahído tras ser condenada, al atragantarme con la cena por imágenes realmente morbosas escogidas para documentar el ataque terrorista de Boston, al oír cómo se gritan en programas de debate sobre temas superficiales, al hacer zapping una y otra vez y darme cuenta de que tenemos doscientos canales y en ninguno hay nada. Y es que quizá haya que volver a hacer caso a Pippin y apagar el aparato, dejando que el silencio y la oscuridad invadan, de un golpe de mando, todos los rincones de tu casa. Después, puedes girarte y encender la lamparita de la mesa, que dará una luz preciosa a tu salón y con la que te será más fácil ver que tu Pippin particular -tu perro, tu pareja, tu hijo, tu amigo- te está pidiendo, desde hace siglos, un poco de caso.


domingo, 14 de abril de 2013

Cómo se les quiere...

Estando en la consulta del veterinario con mis dos perras (nada preocupante, una revisión rutinaria, ya que están muy "abuelas"), un chico con un Weimaraner (o Braco de Weimar) ensangrentado ha llamado a la puerta. El pobre perro tenía una oreja hecha trizas e iba dejando un reguero de sangre a su paso.

Weimaraner como al que mordieron la oreja
Nosotras nos hemos salido de nuevo a la sala de espera para que le pudiesen tratar lo antes posible. Allí estaba un señor mayor con una preciosa Basset Hound de cara lánguida y orejas interminables, que esperaba pacientemente a que en el veterinario tuvieran un hueco sin cita porque "notaba a su perra algo decaída". Me contó que había tenido una fuerte gastroenteritis la semana pasada y que, desde hacía un par de días, ya no tenía síntomas pero que él la notaba algo triste, aunque reconocía que quizá fuese "histeria de amo".
Basset como la que su dueño veía "algo decaída"

Diez minutos después, entraba también por la puerta una pareja con un Bulldog Francés de 4 meses en brazos, envuelto en una manta. Venían enfadados y muy preocupados por su perro porque llevaban cuatro días tratándole en la sociedad protectora de animales -donde las tarifas son más asequibles- y viendo cómo su cachorro empeoraba. Al llevar varios días sin comer ni beber, de pronto les habían dicho que lo mejor que podían hacer era irse a un veterinario privado a hacerle una ecografía de urgencia, que ellos no tenían más medios. Les habían derivado a la clínica de mi barrio pero, en ese momento, allí no había un especialista, por lo que tendrían que avisarle... Esto significa que esa ecografía les iba a costar una pasta. Su frustración era lógica porque comenzaban a experimentar en sus propias carnes que lo barato, al final, sale caro... y en el mundo del perro, aún más.
Bulldog Francés como el que estaba sin diagnosticar

Mis perras, tumbadas con la cabeza pegada al suelo y mirando hacia arriba, esperaban resignadas a que llegase su turno de nuevo, con tanta emergencia a su alrededor. Y a mi, que no tenía ninguna prisa un sábado por la mañana, tampoco me importaba esperar.

Schnauzer cachorro sanote
Una chica con un cachorro de Schnauzer miniatura negro y plata aparece por la puerta, y cuando nos giramos todos al ver al perrito en sus brazos, ella se muere de la risa. Sé reconocerlo a la legua, ésa es la felicidad de quien tiene un cachorro desde hace pocas semanas y simplemente va a ponerle las vacunas.

Un señor de mediana edad, muy serio, deja en la peluquería canina a su Westie, sucio y despeinado, e insiste al peluquero que, por favor, su perro salga "blanco y con los flecos no muy largos".
Lo que pedía el dueño del Westie era un "Corte mixto a tijera"

Bull Terrier como nuestro "Mike Tyson"
El dueño del Braco de Weimar sale un momento a rellenar un formulario. El perro que ha atacado al suyo ha sido un Bull Terrier y, aunque ya no está dentro de la lista de razas potencialmente peligrosas en Madrid (esto varía según los Ayuntamientos) sí se le puede pedir responsabilidad civil, ya que cumple con las características morfológicas que exige la normativa para tener este tipo de perro, de ahí que sea obligatorio hacerle un seguro específico. El Bull terrier es un perro con un físico y una mandíbula poderosos y, además, en este caso en concreto se trataba de un perro sordo (defecto hereditario muy común en los Bull terrier albinos), por lo que, probablemente, lo que pasó es que el perro se asustó ante la llegada imprevista del Braco de Weimar por detrás y su reacción ha sido engancharse automáticamente. Suerte que lo que pilló fue la oreja, llega a engancharse un poco más abajo, en el cuello, y a lo mejor el pobre Braco ni lo cuenta.

Bull Terrier con bozal, a lo Hannibal Lecter
Este Bull Terrier debería salir siempre con correa y con bozal, ya que es un perro potencialmente peligroso por sus características específicas (fuerza en sus mandíbulas y sordera) que, aunque esté perfectamente entrenado, le hacen tener un comportamiento mucho más imprevisible de lo normal. Sin embargo, al dueño lo más probable es que le parezca un castigo para el animal tener que sacarlo siempre con bozal, incluso en pleno monte (donde estaban), ya que respiran mucho peor y están incómodos... Sinceramente, yo también le entiendo.

Pero la tragedia ha ocurrido y ahora el dueño del Braco de Weimar tendrá que tomar medidas. La primera, el disgusto, llevar corriendo al veterinario más próximo a su perro ensangrentado, sufrir porque él sufre y perder la mañana en la sala de curas. Después, rellenar ese formulario, dando parte de la situación en la que se produjo el ataque, adjuntando la factura de la anestesia y puntos en la oreja de su perro, y comunicar al dueño del Bull Terrier que va a reclamar a su seguro.

Me comentaban allí que, si el dueño del Bull Terrier es inteligente, lo mejor será que pague en efectivo directamente esa factura al dueño del Braco, ya que si mete al seguro lo más probable es que desde la aseguradora le den un primer aviso y, en caso de repetirse esta situación (o no ser ésta la primera vez), pueden incluso echarle de la póliza. Y si no puede cubrirle un seguro, no tendría derecho a tener a su perro. Aquí la normativa hace que yo me pierda: ¿cómo es posible que sea obligatorio asegurar a tu perro pero que la aseguradora pueda negarse a asegurarte? ¿No estamos entonces fomentando que estos perros terminen saliendo de sus casas para acabar en las perreras o abandonados por ahí...?

Mis dos abuelillas-alfombra
Por fin me tocó a mi de vuelta a la consulta. Un par de pinchazos, unas galletas, unas pastillas para desparasitación, una analítica que dio negativo y listas. ITV pasada.

Pero me fui pensando en el universo paralelo que allí se había creado, donde un jubilado se preocupaba en exceso por su Basset, una pareja cuidaba de su Bulldog Francés en brazos como si fuera un bebé, un chico sufría porque a su perro le habían mordido, todos pensábamos en lo malo que sería el perro que atacó, al que ni habíamos visto, un señor estaba francamente preocupado por el look de su Westie -en teoría, blanco-, una dueña feliz enseñaba orgullosa a su nuevo cachorro y yo, que observaba todo junto a mis dos Labradores ancianitas, desde la distancia que dan los años.

Allí estábamos más de media docena de dueños, preocupados por nuestros perros en muy distintas situaciones. Y todo se podría resumir con esa frase tan manida que todos hemos dicho una vez: "Cómo se les quiere, ¿eh?"

viernes, 5 de abril de 2013

Héroes


En Estados Unidos, existen unos premios que se llaman Hero Dog Awards. Son un reconocimiento a todo perro que haya ayudado con valentía y heroicidad al ser humano, pudiendo poner incluso en riesgo su vida. Como comenté en entradas anteriores, en este país el trato hacia las mascotas dista mucho del que estamos acostumbrados en España, y estos premios son muestra de ello. Se retransmiten en TV y el jurado lo componen famosos de todas las áreas, amantes de los animales.

Roselle, American Hero Dog'11

Los ganadores no sólo se llevan unas palmaditas en el lomo: los ocho finalistas ganan 1.300 dólares cada uno y, el "American Hero Dog" del año se lleva 5.000 dólares como recompensa. En todos los casos, estos premios se destinan a organizaciones sin ánimo de lucro.

Gabe, American Hero Dog'12
Como sólo llevan 2 ediciones, aún no hay muchos Héroes caninos premiados.
En 2011, se inauguraron estos premios con Roselle, la perra lazarillo de un ciego atrapado en las Torres Gemelas el 11 de Septiembre de 2001 que consiguió sacar a su dueño sano y salvo.
En 2012, el premio fue para Gabe, un perro entrenado para detectar explosivos, armas y munición, que sirvió como un soldado más en Irak junto a su dueño durante 3 años.


Entre los finalistas, un Beagle que sobrevivió milagrosamente a la cámara de gas en su perrera (!), un Shetland Collie que, sin ser entrenada previamente para ello, se convirtió en una perfecta perra de asistencia ante los ataques epilépticos de su dueña, un perro policía que evitó varias muertes en un tiroteo, perros que forman parte de terapias en hospitales y residencias... Hay para todos los gustos. Todos los vídeos están en www.herodogawards.org

A mi, el simple hecho de que existan estos premios, me fascina, aunque creo que mezclan a "héroes" con "veteranos": y me parece que esta confusión suele ser también habitual cuando se trata de seres humanos.

En mi opinión, el perro héroe es aquel que hace algo memorable en una situación insólita. En la Torre 1  del World Trade Center no había uno, sino dos ciegos en el momento en el que un avión se estrelló contra el edificio, y los dos tenían a sus respectivos perros guía: Roselle y Salty. Los dos perros actuaron exactamente como se les había enseñado, a pesar de las circunstancias extremas e impredecibles en las que se encontraron. Salty bajó desde el piso 71 y Roselle desde el 78, por las escaleras de emergencia, sin entrar en pánico. Sí que considero esto una "heroicidad" y, que Roselle ganase el premio al Perro Héroe del año 2011 y Salty no, es algo que no termino de comprender.

Sin embargo, el ganador del año pasado, Gabe, para mi no es un héroe exactamente, es más bien un veterano de guerra. Hizo muy bien su trabajo, identificó explosivos y armamento, para lo cual había sido minuciosamente entrenado... y su principal éxito fue no morir en el campo de batalla, como tantos otros soldados. La gran diferencia se encuentra en que, para los perros, la guerra no parece ser una experiencia tan traumática como puede ser para los humanos. En Estados Unidos, los datos en este sentido son escalofriantes: un veterano de guerra se suicida cada 65 minutos y, en 2012, el número de suicidios de soldados activos fue mayor -por primera vez- que el de muertes en combate.

Supongo que el hecho de que Gabe hiciese un trabajo ejemplar en territorio enemigo y, a su vuelta, siguiese siendo un perro estable, adorable y cariñoso, es algo -desde el punto de vista humano- ya de por sí heroico.