Este blog tiene una doble función: por un lado, me gustaría que me sirviese a mi de aprendizaje. Por otro, trato de compartir algunos conocimientos relacionados con los perros para quien le pueda interesar.

No pretende ser una guía canina ni es rigurosamente científico, se trata de simplificar conceptos y transmitirlos de una forma amena para quien no esté familiarizado con este mundillo.

lunes, 25 de febrero de 2013

Hasta Lucio sentía miedo

El miedo es un mecanismo de defensa natural que puede alertarnos de una situación de riesgo. Pero, a veces, el peligro es inexistente en la realidad y, aunque lo sepamos, seguimos sintiendo miedo de lo inofensivo, como de la oscuridad, o de un bicho que no pica, o de una aguja que apenas notarás, o de otras muchas cosas aún más inocentes.

Los perros, que suelen ser animales valientes, también pueden sentir este tipo de angustia irracional en algunas circunstancias. Incluso los más grandes y fuertes.

Me viene a la memoria Lucio, un Mastín Español que conocí cuando yo era muy pequeña. Los machos de esta raza pueden llegar a pesar hasta 100 kg, por lo que no es de extrañar que la presencia de Lucio fuese tan imponente que no le hiciese falta ni molestarse en ladrar para ser respetado.

Un Mastín Español como Lucio
Lucio era un gran guardián, defensor de su casa y su familia... 364 días al año. Porque en la noche del 15 al 16 de agosto, cuando comenzaban los fuegos artificiales que hacían retumbar la sierra para clausurar las fiestas del pueblo, el gigante Lucio se encogía, se escondía, gemía, aullaba y pasaba un rato espantoso. El estruendo de los fuegos artificiales era su talón de Aquiles.

Daba mucha lástima que Lucio, siendo tan poderoso, se sintiese tan indefenso durante aquella noche. Movidos por este sentimiento, los humanos pensamos que aquí lo que necesitan nuestros perros es cariño y caricias para calmarse. Por eso les pasamos la mano por el lomo y les hablamos con palabras suaves, diciéndoles que no pasa nada, que ya pasó, como si fueran bebés. Pero los perros no funcionan así. Paradójicamente, cuando tratamos de tranquilizarles, en realidad les estamos reforzando su actitud asustadiza, "premiamos" con mimos y palabras de cariño el que tiemblen y gimoteen, y provocamos -sin quererlo- que sus miedos se intensifiquen en vez de desaparecer.

La pregunta lógica que te planteas al descubrir esto es: "¿y qué hago, dejo que mi perro lo pase mal sin hacer nada al respecto?"
No, lo mejor que podemos hacer es anticiparnos  y centrarnos en desviar la atención del animal para que, mientras esté sucediendo aquello que le asusta, él esté distraído con otra cosa.

Si sabemos que esa noche, cerca de casa, habrá fuegos artificiales y esto puede ser un problema...
... Lo primero, da con él un paseo largo por la tarde, que se canse y libere energía.
... Lo segundo, comportáte de una forma despreocupada: los perros pueden percibir cómo nos sentimos y se contagian de nuestro nerviosismo.
... Lo tercero, antes de que comiencen los ruidos, inicia una actividad que entretenga al perro, juega con él
... En el momento del primer ruido, tiéntale con una galleta, haciendo como si fuera no pasase nada. Si, mientras mastica, echa las orejillas para atrás y pone mirada de estar asustándose, ahí es el momento en el que no debemos tranquilizarle ni acariciarle, si no seguir llamando su atención con refuerzos positivos. Aunque la mirada sea de las que te parten el corazón, lo mejor es que no nos dé pena, porque con eso no ayudamos. El perro sólo se sentirá inseguro si ve que su dueño flaquea.



Probablemente, si los dueños de Lucio, desde que fue cachorro, le hubiesen quitado importancia a los fuegos artificiales, le hubiesen distraído y hubiesen demostrado delante de él que no pasaba nada, Lucio hubiese terminado levantando su gran cabezota y mirando tranquilamente al cielo, como hacíamos esa noche todos los demás.

Yo también cometí el error de abrazar con fuerza a mi primer perro cuando éste se escondía en el baño en Nochevieja al oír los petardos. Lo adoptamos ya adulto y quién sabe de dónde sacó ese terror. Nosotros, pensando que lo calmábamos dándole cariño, no éramos conscientes de todo lo que le perjudicábamos al compadecernos de él.

Por eso, con nuestras siguientes perras, nos tomamos la prevención de los miedos muy en serio: durante sus primeros años de vida, las llevamos al aeropuerto varias veces y allí las enseñamos a subir las escaleras mecánicas y las rampas; nos acompañaron a fiestas de pueblos con petardos, fuegos artificiales, música en directo y mucha, mucha gente. Vieron caballos, vacas, hasta ovejas una vez. Íbamos a parques donde pasaban bicicletas, niños con patines, patinetes, etc. a su alrededor. Las acercamos a ríos y luego a la playa, para que disfrutasen en el agua y aprendiesen a nadar. Las acostumbramos a todas aquellas cosas que creímos que podrían asustarlas si no veían por sí mismas que no pasaba nada. Un éxito, ahora mismo podríamos llevarlas al desfile del Día de las Fuerzas Armadas y no se sorprenderían por los aviones de la Patrulla Águila, ni por los tanques, ni por la cabra de la Legión. Puede que ni siquiera levantasen las orejas al ver a Urdangarín de nuevo en el palco Real.

Soy consciente de que es todo más sencillo si tienes ese tiempo para enseñar a tu cachorro desde el principio. Sin embargo, si adoptáis a un perro ya adulto y descubrís que tiene cualquiera de estas fobias, os recomiendo que os llenéis de paciencia y no de compasión. Que, en vez de sentir lástima, os centréis en estar en calma vosotros para que vuestros perros se sientan, en todo momento, seguros de sí mismos. El miedo injustificado no es síntoma de debilidad, nos puede afectar a todos. Si hasta Lucio sentía miedo.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Tristón se llamaba Stone

Existen 343 razas de perros reconocidas por la F.C.I. (Fédération Cynologique Internationale) aunque, según dónde mires este dato, puede subir hasta más de 500, separando las variedades de tamaño, por ejemplo, en distintas razas.

Obviamente, yo no he visto "en vivo" todas. Algunas razas son muy comunes en España, pero otras no tanto. Las más raras las he visto en alguna exposición canina a la que he ido y también estando de viaje en otros países. Y, siempre que me parece que estoy delante de un perro "nuevo" para mi, confirmo la raza con el dueño: "Es un Rhodesian Ridgeback, ¿verdad?". Normalmente me responden "Sí, ¿cómo es que conoces la raza?" Y yo, que paso de reconocer mis tontadas a un desconocido, respondo: "Es que me gustan mucho" y ya está. Mentira no es... a mi me gustan todos los perros.

Ayer me volvió a pasar algo así en el parque. De pronto, apareció una chica con una cachorra preciosa que me resultaba familiar. "¿Es un Bulldog Americano?" Y la dueña, sorprendida, me dijo: "¡Sí! normalmente la gente me pregunta si es un Pitbull y me da mucha rabia! ¿Cómo lo sabes?".


Bulldog Americano
Era la segunda vez que veía un Bulldog Americano real. Es un perro raro en España, aunque bastante popular en Estados Unidos. Atlético y musculoso, con cara de fiero pero ojos tiernos, muy inteligente, muy sociable... Una raza que me gusta especialmente porque al primero que vi, lo metimos en casa. Y aquí viene la historia de Stone.

Hace once años, cuando mi perra era aún un cachorro de poco más de 4 meses, un día encontramos en la puerta de nuestro jardín un perro abandonado. Parecía, por su aspecto, un perro algo peligroso, pero se le veía sumiso y cariñoso, y entró en casa voluntariamente.


Stone y yo

Mientras localizábamos a su dueño a través del chip, le hicimos un rincón en nuestra casa. Le metimos en la bañera con 1 litro de jabón y conseguimos quitarle las garrapatas y que recuperara algo su color blanco. Su aspecto distaba mucho de ser el verdadero de un Bulldog Americano.


Además, su principal problema no era la suciedad, era la desnutrición. Se le marcaban todos los huesos, era todo cabeza y ojos. Unos ojos tristes y resignados. 

Mi padre lo llamó Tristón, y no iba muy desencaminado. Cuando conseguimos hablar con su dueño, éste confirmó que era un Bulldog Americano y se llamaba Stone. Él se lo había dado a un amigo que tenía una parcela en la sierra tras el nacimiento de su hija (clásica historia de "como tenemos un bebé, ya no tenemos tiempo ni espacio suficiente para el perro, será más feliz en el campo") y mantenía el contacto con este "amigo", quien le aseguraba que el perro allí estaba muy a gusto, a pesar de que hacía meses que Stone ya no estaba con él y deambulaba por ahí, abandonado.


Cuando este chico vino a recogerle y vio a su perro, casi se echó a llorar. Lo vio tan flaco, le dio tanta pena y se alegró tanto de recuperarlo que dijo que nunca más se separaría de él, a pesar del bebé y a pesar de lo que fuera. Y no volvimos a saber más de Stone, pero a lo largo de estos años me he acordado varias veces de él y sólo espero que viviera el resto de su vida como un rey.

Mi perra y Stone

Llegados a este punto de la historia, la dueña de la cachorrita del parque que me preguntaba cómo era posible que supiese que su perra era una Bulldog Americano, exclamó "¡Qué suerte tuvo Stone!"

Sí, Stone tuvo suerte de que le abriésemos la puerta del jardín, de que le diésemos comida, le bañásemos, jugásemos con él, le mimásemos y localizásemos a su dueño. 


También tuvo mucha suerte su dueño, que creía que lo había dejado en buenas manos y se dio cuenta entonces de que su amigo le había mentido, de que nadie cuidaría a Stone como él y de que donde mejor estaba su perro era en su propia casa. 


Más suerte aún tuvo mi perra que, siendo sólo una cachorra, tuvo durante unos días a Stone de hermano mayor. No se despegaba de él, le dejó todos sus muñecos y su cesta. Imitaba hasta sus gestos y creo que aprendió de su serenidad y equilibrio. 


Y los que más suerte tuvimos fuimos nosotros por encontrarlo. Conocimos así a un auténtico ejemplar de Bulldog Americano (no hay muchos... de hecho, esta raza estuvo a punto de extinguirse a mediados del s.XX, cuando sólo quedaban algunos en los ranchos del Sur de EE.UU.), y descubrimos que, a pesar de su aspecto fiero, era un perro familiar, tranquilo y bueno, amable con nuestra cachorra, cariñoso con todos y fiel a su dueño con quien, sin guardar rencor alguno, se fue muy contento moviendo el rabo. 


lunes, 18 de febrero de 2013

Víctimas de la moda

Cuando yo era pequeña, recuerdo que estaban de moda los Cocker Spaniel y los Pastores Alemanes. También se veían muchos Dobermann, muchos más que ahora.


Con el paso de los años, se estigmatizó a estas razas: los Cocker atacaban a sus dueños, los Pastores Alemanes terminaban paralíticos y a los Dobermann les crecía más el cerebro que la cabeza y por eso terminaban volviéndose majaretas.

Lo que en realidad pasó es que, por culpa de la cría indiscriminada de estas razas tan populares, comenzaron a ser muy frecuentes determinados problemas congénitos. En el caso del Pastor Alemán, los casos de displasia grave (de codo y, sobre todo, de cadera) se multiplicaron, y muchos perros se veían incapaces de caminar pasada su primera juventud. Comenzaron a venderse una especie de "carretillas" que sirven a modo de sillas de ruedas para perros, pero se terminaron sacrificando muchos para paliar su dolor.

En el caso del Cocker Spaniel (especialmente en el color dorado), se desarrolló una enfermedad llamada Distimia, cuyos síntomas son agresividad y sociopatía, entre otros. También fue el caso de algunos ejemplares de Dobermann, aunque muy pocos, por lo que yo personalmente creo que lo que ocurrió es que a muchos dueños esta raza les vino grande -son perros que necesitan un líder y suelen atravesar una adolescencia "rebelde" sólo manejable con mano firme y disciplina por parte de su amo- y de ahí que se labraran esta mala fama de terminar siendo incontrolables.

Las modas hacen mucho, mucho daño a las razas.
Poca gente piensa BIEN qué raza de perro le conviene más, la elección a veces es por puro capricho de tener un perro igual que otro que ves mucho por la calle, o en una película, o en un anuncio. Para elegir BIEN un perro de raza (al igual que para elegir BIEN un mestizo en un albergue) es necesario atravesar todo un proceso, que otro día os contaré.

Las modas han provocado que, a lo largo de los años, las perreras y albergues españoles se hayan llenado de Huskies y de Labradores. Estos perros, cuando son cachorros son increíblemente adorables. Luego de mayores, vista la cantidad de abandonos que hay, quizá no lo sean tanto. En ningún anuncio de Scottex te explican que tu perro se hará muy grande y, cuando le duelan las muelas por el cambio de dentadura, podrá comerse tu sofá.

cachorros de Sharpei
Hace unos años, comenzó la obsesión por los perros "raros", y los más modernos compraron un Chow-chow, o un Sharpei, o un Bulldog Inglés. Sin embargo, la fiebre acabó pronto. El Chow-chow y el Sharpei son razas asiáticas que se caracterizan por ser tozudos y difíciles de entrenar, independientes, no suelen ser demasiado pacientes con los niños ni les gustan demasiado los mimos. Una decepción para quien compró uno pensando que era un peluche sin haberse molestado en leer el estándar de su raza.
cachorros de Chow-chow

El Bulldog Inglés comenzó a venderse en tiendas que los traían de países del este de Europa o de multicriaderos de donde salían cachorros como churros. Así consiguieron bajar su precio, ya que un buen Bulldog Inglés es un perro caro. Las camadas son sólo de 2 ó 3 cachorros y casi nunca son partos naturales, son cesáreas con riesgo para la madre. Y eso se paga. Pero al final, quien pagó los efectos de la moda fue la raza, ya que se empezaron a ver cachorros de pena, que se morían a los pocos meses, con parvovirus o neumonías que traían de serie, con caderas demasiado desplazadas como para caminar, con mandíbulas brutalmente prognatas, bulldogs demasiado altos o demasiado pequeños o demasiado débiles.... y, poco a poco, se acabó la moda del Bulldog Inglés.
Bulldog Inglés


Los Carlinos, los Chihuahuas, los Labradores, los Golden y los Bulldog Franceses están de moda, lo que significa que, ahora mismo, son las razas que corren más peligro.

Eso sí, gracias a los (mejores) criadores, con unas cuantas generaciones se consigue recuperar la calidad en estas razas. Ahora mismo, conseguir un buen ejemplar de Pastor Alemán, o de Dobermann o de Cocker Spaniel es más fácil, porque los pocos puristas que sobrevivieron a la fama negándose a criar al por mayor a costa de perjudicar la línea de sangre, siguen trabajando en mejorar la raza, en eliminar las taras genéticas. En eso consiste ser un buen criador.

Y sin embargo, ¿quién se plantea ahora comprar cualquiera de estos tres perros? Si no se lleva...

viernes, 15 de febrero de 2013

El ataque de los clones

Aunque parece que fue hace dos días, ocurrió en 1996. La oveja Dolly nació e invadió titulares de todos los medios informativos del mundo por ser el primer mamífero clonado de la Historia. Ya habían clonado antes a una rana pero, obviamente, una oveja tiene más tirón.



Cinematográficamente hablando, la "clonación" está a la orden del día desde mucho antes. Ya en los años 50, productores de Hollywood buscaban desesperadamente "clones" de un perro llamado Pal que había saltado a la fama como Lassie, "la perra más famosa del mundo".

Pal, un Rough Collie (o Collie de pelo largo), dejaba bastante que desear según el estándar de su raza, porque ni era muy alto, ni su morro era lo suficientemente largo y, para el colmo, tenía una mancha blanca en la frente que no debería estar ahí. Por eso fue vendido como "mascota" en vez de como "belleza" a un educador canino que no debía de ser muy bueno, porque a los 8 meses decidió llevarle a otro adiestrador más experimentado de Hollywood a ver si él era capaz de que dejara de ladrar como un loco y perseguir a todas las motos.

El adiestrador consiguió controlar el tema del ladrido, pero lo de perseguir motos, no... Debido a este fracaso, el dueño de Pal le dijo al adiestrador "quédatelo y me perdonas la factura" y, como el adiestrador no quería para nada al chucho, acto seguido lo regaló a su vez a otro amigo. Vamos, que a Pal no lo quería nadie.

Sin embargo, cuando el adiestrador se enteró -años después- de que había un proyecto en Hollywood que incluía un perro, pensó que Pal tendría posibilidades en el casting (¡y había 300 candidatos!). Se lo compró a su amigo por la friolera de 10 mil dólares de la época y se puso a conciencia a entrenarle, a pesar de que Pal ya no era ningún jovencito.

En cuanto el perro se hizo rico y famoso, su primer dueño lo reclamó, pero fue demasiado tarde. A quien le salió bien la jugada fue al adiestrador. Pobre Pal, pasó de ser un animalillo que pasaba de unas manos a otras sin mucho afecto a una súper estrella a quien adoraban y exprimían todos. Como Macaulay Culkin... pero en perro.


La serie se alargó y Lassie era la gallina de los huevos de oro. Como la clonación aún entonces no se estilaba, lo que hicieron fue cruzar a Pal. Así, se fueron sucediendo hasta 6 "Lassies" en la serie: el pionero Pal, su hijo Lassie (fue el único que se llamó igual que su personaje), el tímido Spook (al que le daban miedo los set de rodaje y duró poco), Baby, Mire, Muck (estos dos últimos hermanos) y HeyHey. Otros tres más, Boy, TheOldMan y Howard, hicieron el papel de Lassie en diferentes largometrajes y shows.

Y los "lassies" se multiplicaron. Con razón mucha gente cuando ve un Collie de pelo largo sigue diciendo "¡Mira, un Lassie!" Yo, cuando veo uno de estos perros, pienso en que a Pal no le quería nadie porque perseguía motos... hasta que se le entrenó debidamente y pasó a ser el perro más perfecto que ha existido jamás.

Se dice, se comenta, que hacían falta más de dos años de disciplina  hasta que los descendientes de Pal daban la talla en la serie. Es evidente que el buen comportamiento no es obra y milagro de la genética, es sólo cuestión de horas de entrenamiento.

domingo, 10 de febrero de 2013

El gen positivo

La tormenta de nieve Nemo ha arrollado este fin de semana gran parte de la costa Noreste de Estados Unidos, dejando a casi un millón de personas sin luz.



En Boston, la ciudad ha amanecido cubierta por más de un metro de nieve, bajo la mirada atónita de los ciudadanos que, aunque acostumbrados a sacar la pala para poder salir de casa, hacía mucho que no veían nada igual.

Sigo a través de Instagram a una educadora canina de allí que tiene varios perros de distintas razas (un Braco alemán, una Mini Bull Terrier, dos Labs y un Galgo) y se sorprendía de que sólo sus dos Labradores disfrutasen ayer de su jardín completamente blanco. Lógico, el Labrador es un perro al que la nieve le entusiasma. De hecho, es un perro que se entusiasma con casi todo: charcos, barro, ríos, nieve... lo que se encuentre en su camino. Ellos se adaptan a lo que se encuentran y lo disfrutan como lo que más. De ahí que sean maravillosos perros de salvamento, de caza, de compañía y de utilidad para personas discapacitadas.

Hay millones de casos donde los Labradores han actuado como súper héroes en la vida real. El primero que viene a mi memoria es Salty, aquel que ayudó a su dueño ciego a bajar 71 pisos de una de las Torres Gemelas para salvar su vida. Ese perro reaccionó mejor al protocolo de evacuación que la mayoría de los humanos.

El truco está en que no entran en pánico, tienen una especie de "gen positivo". Con el entrenamiento adecuado (no pensemos que nacen perfectamente educados como perros lazarillo) ellos despliegan ante sus dueños sus encantos naturales y hacen del mundo un sitio un poco mejor. Y, si hay que nadar, se nada. Y, si hay que llamar a emergencias, se llama. Y, si hay que correr bajo la lluvia, se corre. Y, si hay que abrirse paso entre la nieve, se abre. Porque estos perros hacen de cualquier situación adversa, algo con lo que divertirse. Un reto que superar.

Al fin y al cabo, cuenta la leyenda que esta raza surgió por el cruce de un perro y una nutria allá por Terranova, la zona de Canadá donde, precisamente, hoy se está cebando la tormenta. Seguro que sabrán lidiar con ella.



Tontadas

Todos sabemos muchísimo de algo absurdo. Un conocimiento profundo, específico y, por lo general, completamente inútil. Piensa en el tuyo, seguro que está ahí.

Tengo una amiga que tiene un don natural para memorizar sonidos e imágenes. Es una auténtica máquina del tiempo: recuerda la película entera simplemente viendo una imagen, se sabe diálogos completos de películas que vio de niña y puede memorizar una canción en japonés y cantártela sin tener ni idea de qué demonios significa. Es genial.

Siempre hemos pensado juntas una posible aplicación práctica para esto... pero jamás conseguimos sacar ninguna conclusión definitiva.

A mi me pasa lo mismo con los perros. Desde que mis padres, en vez de regalarme el cachorro que yo pedía, me compraron "La Gran Enciclopedia del Perro" unas Navidades, crearon un pequeño monstruo memorizador de razas, estándares, cuidados del pelo, agility, obediencia, mondioring, concursos de belleza y crianza canina. Terminé incluso haciendo mi tesina de fin de carrera analizando la Publicidad en el s.XX de los piensos para perros como reflejo social... Mi pobre tutor no entendía nada y me miraba raro. 

Hace poco, otra amiga, señalando con el dedo a un Gran Danés arlequín, exclamó "¡Mira, un Dálmata!", y a mi me dio un ataque de risa. Ella me miraba sin comprender qué me hacía tanta gracia y yo ahí llegué a la conclusión de que mi "don" podría calificarse de -incluso- más inútil que el de mi amiga.

Un Gran Danés color arlequín

Y así es como una habilidad genial se convierte en una tontada. 

Mi amiga, si le tarareas cualquier canción, te dirá Canción/Artista/Álbum y puede que hasta el año, siempre y cuando ella la haya oído alguna vez antes. La rescata de su memoria como si en su cerebro guardara un microchip y te la sirve en bandeja con una facilidad pasmosa. Su don súpernatural propio de personaje de Marvel queda degradado a la posibilidad de terminar siendo una dependienta simpática que te encuentra lo que buscas en Fnac. 

En mi caso, la gente me pregunta "¿y ese perro, de qué marca es?" y puedo dar una descripción detallada: raza, orígenes, tipo de mandíbula, estándar oficial, promedio de vida, posibles enfermedades congénitas, carácter, si es fácil o difícil encontrar criadores en España... hasta aburrir. Es información que  no te interesará, salvo para saber de qué raza es el perro de tu vecino "porque es pequeño, blanco y con el rabito en punta". Poco más. 

Un hobby. Un pasatiempo. A partir de este momento, un blog. Como negocio, de momento, ideas rentables de qué hacer con estos "superpoderes", no se nos ocurren. Pero no perdamos la esperanza... ¿no decía Steve Jobs que su afición por las tipografías convirtió al Mac en el primer ordenador donde podías escribir "bonito"? ... Lo suyo también comenzó siendo una tontada.