Este blog tiene una doble función: por un lado, me gustaría que me sirviese a mi de aprendizaje. Por otro, trato de compartir algunos conocimientos relacionados con los perros para quien le pueda interesar.

No pretende ser una guía canina ni es rigurosamente científico, se trata de simplificar conceptos y transmitirlos de una forma amena para quien no esté familiarizado con este mundillo.

domingo, 18 de enero de 2015

Finales felices

Ayer fui con Pancho a un parque de perros cercano a mi casa y ocurrió algo mágico: reconocí a dos perrillos de la Humane Society of Greater Miami a los que cuidé siendo voluntaria y que ahora ya tienen una casa. Hablé con sus dueños y sí, efectivamente, eran ellos. Y no sé a quién se veía más feliz, si a los perros o a los dueños con ellos.

Es increíble cómo pueden cambiar los perros del refugio cuando se reintegran en la sociedad y vuelven a sentirse parte de una manada. Colaborando allí me terminé dando cuenta de que los perros dentro de una perrera se comportan como si estuviesen en una cárcel: están en modo de supervivencia y dejan de ser, en parte, ellos mismos. Hay perros tímidos que, una vez adoptados, se vuelven extrovertidos. La mayoría de ellos se vuelven agresivos con sus congéneres durante su estancia en la perrera, ya que se disputan constantemente con ellos la comida, la atención de los voluntarios y de los visitantes a través del cristal. Hay perros que no se encuentran bien: perros que aún se están recuperando de una lesión o de una cirugía que les salvó la vida. Hay perros que enseñan los dientes a aquellos que dan golpecitos en el cristal para llamar su atención, porque están hartos de que los humanos hagan eso y no entren con ellos a jugar. Existen también perros que no comen, que sólo duermen y no quieren saber nada de nadie, porque están deprimidos por estar allí. Da a esos perros una casa, un sofá y unos mimos y verás florecer en ellos la felicidad.

Pancho también comienza a sonreír

Hank, uno de los perros que reconocí en el parque ayer, en el refugio tenía carita de circunstancias pero ahora es un perro feliz y tiene de "hermano" a un gato. Sussy, la American Bulldog maltratada y deprimida a la que vi volver al refugio después de haber sido adoptada por una familia que no la cuidó en absoluto, ahora disfruta de su nuevo dueño y deja que su "hermano" Chihuahua trepe a su lomo para dormirse encima, a pesar de que en el refugio tenía que estar aislada por ser agresiva con otros perros.

Con Hank, antes de que fuera adoptado

Mi amiga Clara me ha enviado hoy precisamente este link donde podréis ver algunos ejemplos de perros que se nota a simple vista que son felices después de ser adoptados... y Rosario, un par de días antes, me mandó este link también, donde se cuenta la historia de Gluta: una perra callejera tailandesa que tuvo la suerte de ser rescatada por alguien dispuesto a alimentarla, cuidarla, quererla y proporcionarle tratamiento veterinario para curarle un cáncer. Lógicamente, ahora es feliz y su dueño, que ha tomado millones de fotos y vídeos de los progresos de Gluta, le ha hecho un perfil de Facebook, un canal de YouTube y hasta ha publicado un libro con todo el proceso.

Según él, Gluta es hoy "la perra más feliz del mundo". Y, viendo las fotos, yo estoy de acuerdo.

La felicidad perruna de Gluta



lunes, 12 de enero de 2015

El "novamás" en Parques

Mi reciente adopción de Pancho, un cruce de Jack Russell Terrier y Teckel en el refugio donde hago voluntariado, me ha abierto las puertas al maravilloso mundo canino en Miami. Desde hace un par de semanas, este perrillo y yo nos hacemos mutua compañía, nos vamos conociendo y disfrutando.

Este es Pancho

Pancho es un perro adulto y, como tal, tiene un pasado que nunca sabremos. Por tanto, he de llenarme de paciencia y perseverancia para conseguir sacar de él lo mejor y que olvide, lo antes posible, lo mal que lo ha pasado antes. No es fácil, ni para él ni para mi. Como su principal problema es que no está correctamente socializado y tiene muchos miedos, he decidido hacer terapia intensiva juntos yendo a lugares transitados para que interactúe con mucha gente y muchos perros. 

Ayer, por tanto, Pancho y yo fuimos, por primera vez, a un parque de perros en Miami: el Trails and Tails del barrio de Doral. Pancho parecía contento con la excursión pero a mi casi se me desencaja la mandíbula al llegar. En España, este concepto definitivamente no existe. 

Esto es un parque para perros... y lo demás son tonterías

El Parque, que abre desde el amanecer hasta que cae el sol y es de entrada gratuita, consiste en, básicamente, cuatro áreas diferenciadas: un parque vallado para perros de talla pequeña, un parque vallado para perros de talla grande, un parque vallado con columpios para niños y una zona con mesas de picnic, lavabos públicos, máquinas de vending y área de lavado para perros. En total, son más de 30 mil metros cuadrados inmaculadamente limpios al servicio de las familias y sus mascotas. 

Panorámica de la zona de perros pequeños... la de los perros grandes es igual
Zona infantil con columpios y aparcamiento de patinetes y triciclos
Las zonas para perros propiamente dichas son espectacularmente grandes para que puedan correr sueltos a sus anchas y se entra a ellas por una doble verja (para evitar escapes). Dentro, hay bancos a la sombra de los árboles para los dueños y mucho, mucho césped -perfectamente cuidado- para los perros, además de las papeleras con bolsas y fuentes de agua para que beban caninos y humanos. 

Pancho bebiendo un poco de agua

En la puerta de cada una de las zonas hay unas normas de uso y la medida que tiene que tener tu perro para poder entrar al parque de los grandes o los pequeños. Y, por último, dentro del parque hay 3 personas contratadas para estar pendientes de todas las áreas y evitar peleas entre perros o asegurarse de que los dueños recojan los excrementos. 

Pancho "midiéndose" antes de entrar

El área de lavado de perros consiste en varias zonas valladas, cada una con su manguera, en las cuales puedes bañar tú mismo a tu perro. Basta con traer el champú, un par de toallas y te llevas de allí a tu perro limpio y reluciente. 

Aseos y entrada a la zona de lavado de perros
Lavadero de perros
Me quedé fascinada con este lugar. Acostumbrada a los parques para perros de Madrid, escasos (que yo conozca, sólo están las zonas acotadas dentro del Juan Carlos I, la del parque de El Retiro y un área en el Manzanares, dentro de la ciudad) y tristemente pensados (cercados de madera que sólo evitan el escape de perros grandes, una sola fuente dentro del recinto, las bolsas suelen escasear en según qué zonas, el terreno siempre es de tierra que se embarra cada vez que llueve...), a mi este lugar me pareció el cielo canino. 

Y he visto que hay más de media docena de parques similares a este sólo en el condado de Miami-Dade. Así que Pancho va a tener suerte... y yo también.