Resulta que un día, en frente de mi oficina, apareció una cachorra de Pastor Alemán (aunque yo juraría que era más bien un Pastor Holandés), de unos 8-10 meses, perfectamente limpia y nutrida, aunque delgada, pero sin collar, sin dueño y sin rumbo fijo.
Pastor Holandés muy parecido a "Kira" |
Cuando llegó la policía, se demostró que, efectivamente, sí tenía chip. Se la llevaron y llamaron al dueño al teléfono de contacto, pero nadie contestó.
microchip como el que identifica a "Kira" |
De esto hace ya 3 semanas, y el dueño sigue sin contestar al teléfono. El guarda de seguridad llama insistentemente a la perrera, ofreciéndose a sacar a Kira de ahí y acogerla, comprometiéndose a devolverla si el dueño apareciese. Pero no. Le han dicho que, si el dueño siguiese sin responder a la llamada, le mandarían un telegrama. Y, pasado un tiempo "prudencial", si no contestase tampoco al escrito, se publicaría un anuncio en el Boletín Oficial del Estado... el cuento de nunca acabar.
Y, mientras, Kira encerrada en una jaula de la perrera... pudiendo estar tumbada en un sofá.
¡¡¡¡Qué impotencia!!!!
Con la iglesia hemos topado, Sancho...
ResponderEliminarAsco de burocracia; hasta para cosas asi solo saben dar por culo con ella...
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