Entre esos Criadores de corazón, estaba Carlos, que cría Mastín Español con el afijo Valle del Pisueña, en Santander. También hablaba de él en mi post. Y, hoy, Carlos me ha pedido que vuelva a escribir sobre él en mi blog, pero por una razón muy diferente.
La semana pasada, algún indeseable se coló en su finca, a pesar de tener una valla de 2 metros de alto, y se llevó a dos de sus cachorros de 8 meses, un macho y una hembra: "Tigrín" y "Tigrina".
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Tigrín y Tigrina, los cachorros robados |
¿Y quien puede querer robar una pareja de Mastines? pues sólo hay dos opciones: o un ladrón caprichoso de esta raza que no está dispuesto a pagar los 1.200 euros que cuesta cada cachorro, o bien un pseudocriador que conoce este afijo y sabe que esos cachorros son una buena forma (y rentable) de empezar a criar. Carlos sospecha que quien se los ha robado, pretende hacer negocio con ellos.
En Mayo, Carlos me impresionó por la honestidad que reflejaba cuando me decía que él no vendía a cualquiera uno de sus perros. Él tenía que comprobar personalmente que el perro estaría bien atendido y tendría el espacio que necesitaba. Imaginad su angustia ahora, al no saber dónde se encuentran sus cachorros, ni cómo estarán, ni quién los tendrá, ni si estarán juntos o separados.
Lo ha denunciado a la policía, por supuesto. Y también ha dado aviso al aeropuerto, a MRW, al Colegio de Veterinarios, lo ha publicado en redes sociales, me ha avisado a mi... los cachorros tenían chip, así que -en caso de quedarse en España- en el momento en el que los llevasen al veterinario, debería delatarse al ladrón.
No es la primera vez que le pasa. Hace cuatro años, también sufrió otro robo. Y en la Exposición hablé con una familia que, a modo de hobby, criaban Caniches gigantes. Habían estado muchos años sin hacerlo porque ellos antes criaban Pomerania pero, un buen día, les robaron a sus perros en el patio de su casa. Y se les quitaron las ganas de criar durante bastante tiempo. Tiene que ser muy frustrante, no sólo te están robando el fruto de tu esfuerzo, de tus madrugones, de tu estudio, de tus viajes por carretera. No sólo te están robando algo que, además, tiene un valor en el mercado. Es que te están robando el corazón, seres vivos que son tuyos, que te quieren y los quieres y que forman parte de tu familia.
Carlos lanzó el otro día un mensaje en Facebook que lo resume todo: "Por favor, si alguien los ve o el que me los robó tiene un poco de corazón, que me los devuelva por mi hijo, que tiene 7 años y fue él quien los crió. Y, desde que los robaron, no tenemos consuelo para él. "
Dicho está, Carlos. Ojalá los recuperes... estoy segura de que están mejor en tu casa que en ningún otro lugar.